... las quedadas con mis amigas para comer todas después de clase, las salidas que hacíamos los fines de semana, cuando ninguna tenía novio o no trabajaba, cuando todo era más fácil. Las horas y horas enganchadas a los teléfonos. Ahora ya todo el mundo ha cogido su camino, se ha retirado a andar, y yo sigo parada en el mismo punto, en el de partida.
Echo de menos la compañía, me llevo todo el día en casa encerrada porque todo el mundo tiene cosas mejores que hacer, como ir con sus novios. Algunas no viven en la misma ciudad, otras se han ido a vivir con sus respectivos, y alguna que otra está a punto de hacerlo.
Echo de menos compartir esa minúscula cama mientras me abrazan.
Y después te preguntarás cómo acabo con el mismo tipo de persona. Es muy fácil, podía compartir algo con ellos, podía decir que compartía mi vida con alguien, lo de menos era cómo me trataban. Nunca se me dio mal agarrarme a un clavo ardiendo.
La vida es así de despiadada, pero siempre aparece -cuando menos se espera- una manera de compartir todo eso que la vida tiene.
ResponderEliminarAgarrarse a un clavo ardiendo tiene de bueno que estás agarrada y de malo que te quemas y lo acabas soltando. Todo es valorar si vale la pena ese tiempo en el que estás sujeta.
Mil besos.
Supongo que sí, @Gaearon, la cosa es que espero que aparezca pronto, mi vida se está volviendo aburrida.
ResponderEliminarY respecto al clavo, tergiverso la realidad hasta que se parezca a algo bonito, aunque siempre termina aflorando la cruda realidad.
Sí que se echa de menos la compañía, pero siempre es mejor estar sola que mal acompañada.
ResponderEliminarSuelta el clavo, que en la ferretería hay miles y no queman!
Besos ^_^
No creo que las cosas cambien y se pierdan...solo es que cambian...
ResponderEliminarBesicos
:'( :'(
ResponderEliminarLLORÉ!! :( :( Estoy muy triste, y tu entrada ha hecho que... se me derrita el corazón. Yo también extraño eso!!