Érase una vez una jovencita que se desplazaba a todos lados con su bicicleta. Al principio con miedo porque hacía poco que utilizaba ese medio de transporte. Poco a poco, le fue perdiendo el miedo siempre que iba por el carril bici.
Respetaba absolutamente todas las señales de tráfico mientras el resto de ciclistas cogía y aunque el semáforo estaba rojo, pasaban. Ella de todas formas, esperaba paciente a que el simbolito de la bici cambiara a verde.
Hasta que se dio cuenta de que así, perdía mucho tiempo cuando iba al colegio y empezó a saltarse los semáforos (cuando no venía ningún coche quehiciera peligrar su vida), y a circular por la calzada en vez de por la acera cuando no había carril bici.
Un día, en lo que ella creía una carrera con una amiga, lo volvió a hacer: se saltó un semáforo en rojo porque no venía ningún coche... hasta que frenó a medio metro de ella. Su amiga no paraba de reír.
Y, si paró a medio metro de ella, y ella lo puede contar, menos mal.
ResponderEliminarMoraleja: los semáforos también son para las bicis :D
Besitos
Si Gargon, puedo contarlo por suerte. A partir de ahora me tomaré más en serio los semáforos :P
ResponderEliminarLa verdad es que me dan mucho miedo los ciclistas... no generalizo, hablo de los que no respetan (o no saben, que me parece más gordo) las señales de tráfico...
ResponderEliminarBesicos
Las historias no son pequeñas y menos cuando las puedes contar ¡cuidadín con esos semáforos!
ResponderEliminarBesitos.
Ay me has puesto el corazón en un puño tía. No lo vuelvas a hacer.
ResponderEliminar@Belén, lo más importante es saber las señales y no saltárselas, en principio los ciclistas somos buena gente :P
ResponderEliminar@Montse, no me pasó nada, sólo volví con mi rabo entre las piernas y retrocedí el paso de peatones marcha atrás.
@Drea, no te preocupes, estoy sana y salva. Prometo echarle más cuenta a los semáforos. Eso sí, también pido el mismo respeto para mí :)