miércoles, 10 de febrero de 2010

Viajes en tren

Bajarse del tren y setir el olor a mar, el viento de levante despinándote, la humedad. Mirar por la ventana el parque natural. Flamencos, garzas, patos e incluso aves rapaces. Un paisaje que renace con las lluvias y que se junta con la subida de la marea de la bahía. La bahía y las marismas, fuente de vida, que como escribió una vez Pablo Carbonell son como surcos hechos por gigantes, laberínticos. Montañas de sal de color blanco puro. La misma sal con la que fenicios, romanos y árabes hacían la salazón y conservaban el atún rojo de almadraba, el más exquisito que existe. La almadraba, el método más antiguo de pesca de atún.

Nostalgia cuando escucho las comparsas del carnaval y le cantan a la ciudad de Cádiz y a la provincia. Entonces,todoslos vellos demi cuerpo se erizan y lágrimas de emoción recorren mi cara. Mucho arraigo por esa tierra llena de magia que cada mes de febrero se disfraza y satiriza con las desgracias, que en febrero son menos.

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