Se queda mirándome, como cada atardecer. Todos los días se repite la misma historia: él me mira al pasar por su lado con sus grandes ojos. Ver todos los días un búho (o lechuza, no los sé distinguir) blanco precioso a un metro, no tiene precio.
Es vivir en un documental de animales continuo.
Pues a mí me dan mogollón de miedo...
ResponderEliminarQué va, me parece adorable, es pequeñito comparado con el resto de aves rapaces, y con las que se ven por allí.
ResponderEliminarSerá que a mí me encantan casi todos los bichos vivientes jeje. Fíjate si me encantan que cuando veía a las cabras de un vecino pastar, me iba con ellas a saltar y correr buscando una caricia suyas. Un día de estos, les dedico un post jeje