Un poco de todo

Empiezo a pensar. Estoy en clase, tengo mucho sueño y el profesor tampoco es que motive mucho. Estoy muy cansada. Quizá sea por el fin de semana. El sábado no paré y el domingo paré todo lo que se pudo parar. Me llevé todo el día tirada en el parque con mis amigas y con gente que conocí ese día. Muy simpáticos todos. Y encima me hicieron un regalo. Tengo una bonita flor de lavanda. Nunca la había visto y no tenía ni idea de cómo podía ser. Y por si fuera poco, huele bien :)

Poco a poco voy conociendo a gente nueva. Voy descubriendo a nuevas personitas que aparecen en mi vida. Me gusta y también tengo curiosidad. Curiosidad porque no les conozco y querer conocerlos más. De momento me han caído bien. Y encima me han enseñado a hacer cosas. He aprendido a jugar con los ¿palos chinos? (¿se llaman así?) y también hacer bailar un plato en un palillo. Empecé bastante mal, pero al final me salió.

Esta mañana me apetecia escribir. Escribir algo, pero no me salía nada, y fijaos lo largo que está quedando este post, más largo de lo que me acostumbra a salir, jeje. Escribir por placer. Me relajo escribiendo y es una cosa que hago cada vez más. A medida que voy escribiendo en clase voy dándome cuenta de que mi vida va tomando un nuevo camino. Me miro a mí ahora y cómo estaba hace poco. Ahora estoy más contenta, con más ganas de hacer cosas, de no parar (excepto en los parques). Bastante recuperada de todo lo que he pasado.

Y recuerdo, pero no sin dolor. No me duele recordar. Lo considero una parte de mi vida. Pero pasada. Tengo un presente que estoy disfrutando, y un futuro por descubrir y también que disfrutar. Todo lo que me ha pasado me ha servido para hacerme más fuerte. He salido de mis propias cenizas cual ave fénix, para ser la misma, pero fortalecida.

Dentro de poco no podré dedicarme a escribir tanto como quisiera, pero qué se le va a hacer. Si hay que currar, hay que currar...