lunes, 20 de abril de 2009

Amanta

Realmente no recuerdo el por qué de su nombre, Amanta, pero ayer fui a verla. Ya la vi en la Semana Cultural de la facultad de Psicología, y me enamoró su voz. Creo que se lo dije ayer, por eso me aventuré a irme sola (cosa que no suelo hacer) a la alameda. Me perdí un poco (un poco cutre teniendo en cuenta que es casi imposible perderse en la alameda), pero la encontré.
Y conocí a un par de amigos suyos con los que me apalanqué (ea, por tó la cara).
Iba guapísima, muy sencilla, pero muy guapa. Y su voz, qué decir de su voz, limpia, dulce, suave, como una caricia para los oidos, y que se siente en todo el cuerpo.
En todo el tiempo que estuvimos allí, había que ver mi cara, casi sin parpadear y moviéndome sólo para beber mi cerveza. Disfrutando de su voz.

Y lo que vino después, ya es otra historia, aunque también estuvo muy bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario